El día que conocimos a nuestro hijo

Muy temprano, a las 9 de la mañana,  llego nuestra Asesora y nos dirigimos con ella al organismo competente donde nos reunimos con los responsables y asistentes que nos dieron más información de nuestro niño y nos hicieron algunas preguntas, dentro de una conversación agradable y distendida que mostraba la felicidad de todos los intervinientes, evidentemente con la ayuda de nuestra Asesora que iba traduciendo nuestras palabras y las suyas. Allí no facilitaron nuevas fotografías de nuestro niño, y la emoción fue tal que nos costó evitar que alguna lágrima fluyera de nuestros ojos.

Tras unos cuarenta minutos de reunión, nos dirigimos junto con la Asesora y la  Consejera del gobierno húngaro, funcionaria responsable del expediente de nuestro hijo, a su casa, donde nos esperaba él junto a sus padres de acogida y otras dos funcionarias, una de ellas era su tutora.

He de deciros que vivía en una bonita casa con jardín en un ambiente muy agradable, con muchos juguetes y un espacio exterior donde jugar. Al llegar nuestro niño estaba sentado en el medio del salón, jugando con su tutora y sus padres de acogida, cuando llegamos con nuestros regalos, una vez nos hubimos quitado los zapatos, es costumbre en Hungría, nos acercamos a él despacito y nuevamente la emoción nos invadió, se veía tan pequeño, ta, lindo…que inmediatamente quisimos abrazarlo, pero éramos conscientes de que había que ir poco a poco, para no asustarlo, no sé como explicar lo que sentimos pero fue maravilloso.

La primera visita fue más larga de lo previsto, casi dos horas, evidentemente nuestro hijo pese a los regalos no estaba al principio receptivo, aunque con la ayuda de nuestra Asesora, de las Consejeras y de la Tutora, fueron consiguiendo que se acercara algo a nosotros y se relacionara poco a poco. El papel de todas ellas es importantísimo, la experiencia es fundamental en estos casos y todas ellas demostraron que sabían tratar a los niños y dirigir estas situaciones para conseguir un acercamiento.

El resultado de la primera visita fue satisfactorio, conscientes de las dificultades con las que nos íbamos a encontrar dado que nuestro hijo era muy pequeño y no era capaz de entender aún muy bien la situación. Salimos emocionados de conocerlo, es algo difícil de explicar que solo puede vivirse y al mismo tiempo felices de haber elegido Hungría como país de destino, estaba tan bien cuidado nuestro niño, con todas sus necesidades cubiertas… y la verdad, se veía tan querido por sus padres de acogida, que nos sentimos enormemente agradecidos por él, nuestro hijo era y es un niño feliz que ha recibido mucho amor, cuidados y atención a lo largo de su hasta ahora corta vida, y ese amor se ve en su carácter pues es un niño extraordinariamente cariñoso.

Me disculparéis si no entro en más detalles personales, en descripciones, en sentimientos más íntimos, pero el objeto de este post es que quien quiera adoptar en Hungría sepa como hacerlo y lo que va a suceder desde la experiencia de alguien que ya ha pasado por ello, pero sin entrar en demasiados detalles personales que carecen de todo punto de importancia, pues cada historia es distinta, aunque se comparta un nexo común y los pasos del procedimiento sean similares.

Deja una respuesta